Aprovechando los que probablemente fueron de los últimos días de tiempo aceptable del año por mi zona, me fui a hacer esta ruta a pie, cruzando la zona no quemada de As Fragas do Eume. Necesitaba algo así antes de terminar mi verano, este año no tenía sensación de vacaciones.
Salí desde As Pontes bajando hacia el Suroeste, atravesé las Fragas hacia el Oeste y subí otra vez hacia Pontedeume hacia el Noroeste, de ahí bus a Coruña y tren a Vigo. Cuatro días y tres noches perdido por ahí. Aquí el track de mi gps:
Algunas fotos que saqué, que son solo una muestra mínima de las vistas y experiencias que tuve. Una maravilla de viaje.
Anochecer del primer día, conseguí sitio para acampar ya a oscuras... Solo me llovió esta jornada.
Día siguiente, a punto de desayunar en el primer campamento.
Más tarde, una somareta, chicharra, grillo verde o de matorral (
Ephippiger)... soleándose.
Haciendo el desayuno, copos de avena, ya que recién levantado solo me apeteció un té, en una iglesia de un pueblo del camino. El primer día todavía no tenía demasiado apetito. Eso cambió en seguida y acabé comiendo como una lima, claro...
Empezamos a ver paisajes increíbles...
Una fuente de 1863 que encontré en pleno monte, con un agua que se veía anaranjada en mi botella de agua y que sabía mucho a hierro. Se ve la coloración en el suelo, se acumula un residuo naranja ferroso.
Segundo día. Tras dormir en una cima, encuentro estos restos, de algo con pezuña, por la mañana. En esa zona hay lobos. ¿Serían ellos?
Recién dejado el campamento, puedo echar un primer vistazo al embalse. Sfumatto como en un paisaje renacentista.
Otra vista del embalse del Eume. Aunque ya en foto resulta impresionante, debo decir que no le hace justicia.
Parada en uno de tantos regatos para comer, lavar la ropa y cocina y asearme yo mismo. El agua duele de fría.
Hola...
Cambio de aspecto del terreno durante kilómetros. Imposible acampar por aquí. Tampoco aparece agua por ninguna parte y me queda solo como medio litro. Eso para cenar, deayunar y aguantar la mañana siguiente hasta que encuentre una fuente. No es suficiente ni de broma, creo que voy a andar con la boca seca...
Pero se solucionó. A escasos minutos de quedarme sin luz, aparece este oasis con suelo blandito y hierba cortadita, que era nada menos que un campo de tiro a plato.
Y unos metros más adelante, cuando ya estaba mentalizado a buscar agua linterna en ristre, quizás buscando un pueblo con el GPS, una pared que filtra agua me da una alegría y puedo llenar la botella. Lo dicho, un oasis. Al límite, pero solucionada la noche. Menos mal, porque necesitaba descansar bien (no lo he comentado antes, pero hice el viaje resfriado).
Por la mañana podemos ver el fresquito que hacía, se podía ver correr toda esa condesación cayendo hacia el valle como un fluido. Parecía nitrógeno líquido.
El embalse desde dentro.
Uno de tantos lugares preciosos de la zona, ya por los senderos del río.
Final del viaje, una vista llegando a Pontedeume.
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