¡Vaya! En esas estoy yo ahora precisamente. Tengo cociendo un bonito que durante esta tarde tendré que terminar de preparar para hacerlo en conserva. Y en la nevera me espera otro que en breve tendrá la misma suerte. Es un faenón, pero vale la pena, y justo estos días es cuando hay que aprovechar, que la temporada del bonito es corta, je, je.
Yo he visto trillas de esas en alguna casa, utilizadas como mesa, tal como contáis. Quién sabe si en algún momento se les tendrá que quitar el cristal para volver a ponerlas en uso. Afortunados los que las guardaron.